Este artículo refleja la ilusión de algunos docentes por intentar utilizar las Tics en su día a día pero a la vez vuelve a hacernos reflexionar sobre los problemas que se encuentran para ello.
Utilizando argot juvenil, las clases magistrales están pasadas de moda, pero parece que la gente no quiere darse cuenta, (como siempre se ha hecho así…), Está claro, siempre se ha hecho así, porque no se disponían de los medios que se disponen ahora. Y parece increíble que docentes que viven día a día con esos avances (GPS, MP3, Ordenador, Internet…) quieran dejarlos fuera de las aulas.
Durante las clases magistrales podemos observar algunos hechos dignos de mención, el alumno que se dedica a pintar, otros tirándose gomas, alumnos bostezando, otros mirando al techo y si tenemos suerte, alguno que nos atienda, y esto se debe a que lo que se les enseña no les llama la atención, porque ellos viven rodeados de tecnología, juegan a videoconsolas… no saben vivir sin tecnología, lo que implica que no pueden estar en clase sin tecnología.
Uno de los grandes problemas es, por llamarlo de alguna manera, el miedo al fracaso, intentar cambiar las cosas para que los alumnos tengan un mayor protagonismo en clase, y llegar a un momento en el que se demuestren sus carencias. Lo nuevo asusta.
Imaginemos que la educación es un barco, que quiere seguir navegando, pero no puede porque el ancla esta echada, pues metafóricamente, ese ancla son los libros de texto. Los libros de texto han tenido su época, y han sido muy útiles, pero deben dejar paso al futuro. Las grandes empresas de este sector, deberían centrarse, en vez de en sacar más y más libros, preparar unos libros en pdf, por ejemplo, algo propio de este siglo. No digo que se supriman radicalmente los libros, sino que pierdan mucho protagonismo.
Una clase, que sigue un libro de texto, es como un pájaro sin alas, no puede volar. Ese libro provoca un altísimo porcentaje de clases magistrales, en las que el profesor explica, manda ejercicios, se corrigen, y examen cuando llegue su momento, este libro provoca el trabajo individual, provoca desmotivación y aburrimiento.
Uno de los grandes tópicos de la gente contraria a las Tics, es que no se aprenderá a leer ni a escribir. Y no se dan cuenta que están doblemente equivocados. Leer leerán incluso más que un niño que siga “su método tradicional”, ya que si trabajamos con Internet, deberán leer más cantidad de información, aprender a seleccionarla, redactarla… Escribir, que se usen las tics, no supone que queramos dejar que desaparezca la escritura, el cuaderno de ejercicios puede seguir usándose, se pueden hacer dictados, murales… es cierto que se escribirá menos, en lo referido a lápiz y papel, pero aprenderán mecanografía, y podrán escribir muchísimas cosas.
Otro tópico, dice que los alumnos aprenderán menos que años atrás, otro tópico completamente equivocado. En clase aprenderán contenidos similares, pero a la vez aprenderán nuevos conocimientos, como son el uso de las nuevas tecnologías. Usar Facebook, twitter, llevar un blog… son conocimientos que en décadas anteriores no se enseñaban.
Por último destacar que no hay que acabar con los libros de texto como si fuera una caza de brujas, únicamente digo que para conseguir que la escuela evolucione, los profesores con ayuda de las Tics, tienen que ir quitándoles protagonismo a estos viejos amigos.
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